La revolución científica es uno de los grandes acontecimientos que definen al mundo moderno: comienza con la publicación de la obra de Copérnico, que decía que la Tierra se movía, girando sobre sí misma, en donde un giro completo equivalía a un día y alrededor del sol, un giro completo equivalía a un año. También sostenía que el eje de la Tierra se hallaba inclinado. A su vez, mantenía la concepción tradicional de una esfera exterior donde se encontraban inmóviles las estrellas y culmina con la obra de Newton, anunciando la ley de gravitación: donde dos cuerpos se atraen con una fuerza proporcional a sus masas e inversamente proporciona al cuadrado de la distancia que las separa, todas estás aportaciones fue posible gracias a la teoría de Copérnico y que más adelante será utilizada por otros científicos. Tal acontecimiento no sólo conduce al mundo de los objetos, sino que se convierte para el espíritu en un medio para llevar a cabo su propio conocimiento. De ahí en adelante se quiebra la imagen del mundo antiguo y medieval: el espacio y el tiempo se ensanchan hasta el infinito. Y la razón es lo único que nos permite entrar en ese ámbito, aquí nace la filosofía moderna.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario